Este diccionario tiene como objetivo ayudarte a comprender los ingredientes, activos y conceptos clave relacionados con el cuidado de la piel. Organizado por categorías para que encuentres fácilmente la información que necesitás.

Acné: Afección común de la piel causada por exceso de sebo, obstrucción de poros e inflamación. Puede aparecer en la adolescencia o adultez.

Deshidratación: Falta de agua en la piel. Puede ocurrir incluso en pieles grasas. Se manifiesta con tirantez y falta de luminosidad.

Enrojecimiento (Eritema): Inflamación visible de la piel, puede deberse a rosácea, irritación, calor o sensibilidad.

Hiperpigmentación: Manchas oscuras causadas por exposición solar, acné, cambios hormonales o edad.

Líneas de expresión: Surcos superficiales que aparecen con el movimiento facial repetido. Pueden tratarse con hidratación y activos antiage.

Manchas: Alteración del tono en zonas específicas del rostro. Pueden ser solares, post-inflamatorias o melasma.

Poros dilatados: Aberturas visibles en la piel, generalmente en la zona T. Están relacionados con la producción de sebo y la pérdida de firmeza.

Piel opaca: Pérdida de luminosidad y tono uniforme. Puede estar causada por acumulación de células muertas, falta de hidratación o estrés.

Rosácea: Afección crónica caracterizada por enrojecimiento persistente, capilares dilatados y sensibilidad. Requiere productos suaves y específicos.

Sensibilidad: Piel que reacciona fácilmente a estímulos. Se enrojece, arde o irrita con cosméticos, clima o roce. Necesita fórmulas calmantes.

Ácido Glicólico: Alfa hidroxiácido (AHA) derivado de la caña de azúcar. Exfolia la capa superficial de la piel, mejora la textura, la luminosidad y atenúa manchas y líneas finas.

Ácido Hialurónico: Activo ultra hidratante que retiene agua en la piel, brindando volumen, elasticidad y firmeza. Apto para todo tipo de piel.

Ácido Láctico: AHA derivado de la leche. Tiene acción exfoliante suave, mejora la hidratación y la luminosidad de la piel apagada.

Ácido Mandélico: AHA ideal para pieles sensibles o con tendencia al acné. Exfolia, unifica el tono y mejora la textura sin irritar.

Ácido Salicílico: Beta hidroxiácido (BHA). Penetra en los poros, disuelve el sebo acumulado y combate imperfecciones y puntos negros.

Bakuchiol: Alternativa vegetal al retinol. Suaviza líneas finas, mejora el tono y la textura de la piel sin efectos secundarios. Ideal para pieles sensibles o embarazadas.

Cafeína: Activo con efecto descongestivo y drenante. Reduce bolsas y ojeras. Suele encontrarse en productos para el contorno de ojos.

Ceramidas: Lípidos esenciales que restauran la barrera cutánea y retienen la hidratación. Fortalecen la piel sensible o seca.

DMAE: Activo reafirmante que mejora la tonicidad de la piel. Ideal para tratamientos antiage.

Niacinamida: Vitamina B3 con múltiples beneficios: reduce manchas, regula el sebo, mejora la elasticidad y calma la piel.

Pantenol (Provitamina B5): Humectante y reparador. Ayuda a mantener la hidratación, calma la piel y acelera su regeneración.

Péptidos: Fragmentos de proteínas que estimulan la producción de colágeno y elastina. Reafirmantes, ideales para pieles maduras.

Retinol: Derivado de la vitamina A. Favorece la renovación celular, reduce arrugas y mejora el tono de la piel. Puede causar irritación si no se usa correctamente.

Vitamina C: Antioxidante potente. Ilumina, unifica el tono y protege contra el daño ambiental. Estimula la producción de colágeno.

Zinc PCA: Activo seborregulador y antiinflamatorio. Ayuda a prevenir el acné y controlar el brillo en pieles grasas.

Ampolla: Concentrado de activos en formato líquido. Suele usarse en tratamientos intensivos o en cabina profesional.

Bálsamo: Textura cremosa o sólida que se funde con la piel. Ideal para limpieza profunda o pieles secas.

Emulsión: Textura liviana, entre crema y gel. Apta para pieles normales a mixtas.

Gel: Textura fresca, liviana, de rápida absorción. Ideal para pieles grasas o sensibles.

Loción: Producto líquido, más liviano que una crema. Puede ser hidratante, exfoliante o calmante.

Serum: Producto altamente concentrado en activos, de textura ligera. Se aplica antes de la crema para potenciar el tratamiento.

Tónico: Producto líquido que equilibra el pH de la piel y la prepara para recibir el tratamiento posterior. Puede ser astringente, hidratante o calmante.

Crema: Textura espesa, emoliente e hidratante. Se adapta a distintos tipos de piel según su formulación.

Piel seca: Se caracteriza por una producción escasa de sebo. Puede sentirse tirante, áspera o con descamación. Necesita hidratación profunda y emolientes.

Piel grasa: Presenta exceso de sebo, brillo y tendencia al acné o poros dilatados. Requiere activos seborreguladores y texturas livianas.

Piel mixta: Tiene zonas secas (mejillas) y zonas grasas (zona T). Necesita un cuidado equilibrado, adaptado a cada área del rostro.

Piel sensible: Reacciona fácilmente a estímulos externos (clima, productos, roce). Se enrojece, irrita o arde. Necesita fórmulas suaves y calmantes.

Piel madura: Pierde elasticidad, firmeza y humedad. Suele presentar arrugas y manchas. Requiere tratamientos antioxidantes, reafirmantes y nutritivos.

Piel deshidratada: Tiene falta de agua, sin importar el tipo de piel. Puede sentirse tirante o apagada. Requiere activos humectantes e hidratantes.

Esta sección puede incluir términos clave sobre el orden de aplicación, frecuencia y funciones generales, por ejemplo:

Doble limpieza: Técnica que consiste en realizar una limpieza en dos pasos: primero con un producto oleoso (bálsamo o aceite) para disolver maquillaje y protector solar, y luego con un limpiador acuoso (gel o espuma) para eliminar impurezas.

Exfoliación: Paso que remueve células muertas. Puede ser física (gránulos) o química (ácidos). Se recomienda 1 a 3 veces por semana según el tipo de piel.

Tónico: Se aplica después de la limpieza para equilibrar el pH, hidratar o calmar la piel.

Serum: Producto de alta concentración. Se usa antes de la crema y según necesidad: hidratante, antioxidante, antiage, etc.

Contorno de ojos: Producto específico para tratar bolsas, ojeras y arrugas en la zona ocular.

Hidratación: Paso esencial para mantener la barrera cutánea sana, incluso en pieles grasas.

Protector solar: Último paso de la rutina AM. Protege de los rayos UV, previene manchas y envejecimiento.

Mascarilla facial: Tratamiento puntual (1-2 veces por semana). Puede ser purificante, hidratante, iluminadora, etc.

Contorno de ojos: Fórmulas específicas para tratar ojeras, bolsas, líneas finas. De textura liviana y no irritante.

Cuidado labial: Bálsamos o tratamientos que restauran la hidratación y protegen de agresiones externas.

Cuidado corporal: Productos diseñados para hidratar, exfoliar o reafirmar zonas como piernas, brazos y abdomen.

Cuidado del cuello y escote: Áreas que también sufren envejecimiento. Necesitan productos con activos reafirmantes y antioxidantes.

Protectores solares (mineral vs químico): Los solares minerales actúan como barrera física. Los químicos absorben los rayos UV. Ambos protegen, pero se eligen según tipo de piel y sensibilidad.

Productos de día vs noche: Los de día suelen ser livianos, antioxidantes y con SPF. Los de noche son más nutritivos o con activos que requieren evitar la exposición solar (como el retinol).

Limpieza básica: Uso diario de un limpiador facial suave con agua para eliminar impurezas superficiales. Ideal para mantener el equilibrio diario.

Limpieza profunda: Limpieza intensiva que busca eliminar impurezas acumuladas, células muertas y sebo. Puede incluir exfoliantes y vapor. Recomendado una o dos veces por semana.

Limpieza profesional: Realizada por especialistas, incluye extracción de comedones, vaporización, mascarillas y masajes.

Limpieza bifásica: Uso de dos fases, oleosa y acuosa, para retirar maquillaje waterproof o suciedad persistente. Ideal para rutinas nocturnas.

Alcoholes secantes (Alcohol Denat.): Pueden provocar irritación y resequedad.

Fragancias artificiales: Aumentan el riesgo de reacciones alérgicas o sensibilidad.

Parabenos: Conservantes que algunas personas prefieren evitar por precaución, aunque están permitidos por normativas.

Sulfatos (SLS, SLES): Agentes limpiadores fuertes que pueden alterar la barrera cutánea.

Colorantes sintéticos: No aportan beneficios funcionales y pueden generar reacciones en pieles sensibles.

Cruelty Free: Productos no testeados en animales.

Vegano: No contiene ingredientes de origen animal.

Sin parabenos: Libre de ciertos conservantes artificiales.

Hipoalergénico: Formulado para minimizar el riesgo de alergias.

Dermatológicamente testeado: Evaluado bajo supervisión dermatológica para garantizar seguridad.

Sin fragancias: No contiene perfumes agregados, ideal para pieles sensibles.

Encapsulación de activos: Tecnología que protege los ingredientes activos dentro de cápsulas microscópicas, permitiendo una liberación controlada y prolongada para mayor efectividad.

Nanotecnología cosmética: Utiliza partículas de tamaño nanométrico para mejorar la penetración y absorción de los activos en capas profundas de la piel.

Formulación liposomal: Los liposomas encapsulan ingredientes y los liberan gradualmente. Mejoran la tolerancia del producto y potencian su eficacia.

Biopéptidos: Péptidos obtenidos biotecnológicamente que estimulan funciones regenerativas de la piel como la producción de colágeno o la reparación celular.

Fermentos naturales: Ingredientes fermentados que aumentan la biodisponibilidad de los activos, calman la piel y refuerzan su barrera natural.

Prebióticos y probióticos para la piel: Regulan el microbioma cutáneo, fortalecen la barrera protectora y reducen la inflamación. Ideales para pieles sensibles o con tendencia al acné.

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